Si tenemos el valor para juzgar, es preciso tenerlo también para
reconocer nuestras fallas y en ocasiones nuestra doble moral. Coincido,
no todo es culpa del Gobierno como es tan cómodo presumir: criminales
verdaderos la apatía, la tremenda
irresponsabilidad y la gente que se queja y se queja y jamás hace nada
para cambiar las cosas porque es fregonsísimo señalar culpables y
lavarnos las manos. Los cambios reales parten de luchadores reales, ¿no
estamos de acuerdo con algo? Fácil: Hay que tener propuestas y
convertirlas en acciones con resultados medibles. No basta con soñar
para que las cosas cambien y créanme, se los dice alguien que sueña
dormida y despierta: Si nuestro mayor grito de guerra se basa en rayar
cartulinas y bloquear calles o anular nuestra capacidad de decidir, tal
vez no estamos siendo muy conscientes de las armas con las que contamos.
Necesitamos propuestas, estrategias de solución, acciones y unirnos
para luchar por el bien común, una lucha sin partidos ni quejas, parida
por el esfuerzo, el compromiso y la responsabilidad de cada persona que
la emprende en la que no nos detengamos hasta no ver que estamos
haciendo un cambio en las áreas que nos hemos determinado a trabajar.
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